En mayo de este año, la empresa santandereana Ventanar anunció junto con la compañía NR Group, de Estados Unidos, la creación de la compañía NRV Windows & Facades para iniciar las exportaciones de carpintería en aluminio al mercado de Estados Unidos y del Caribe. La alianza fue producto de dos años de trabajo constante para consolidar esta estrategia que inició con la producción y exportación de puertas antihuracán para el Seminole Hard Rock Café Hotel de Hollywood, en La Florida.
Toda la producción se hará desde la planta ubicada en Girón, tal y como se ha hecho desde 1980, año en el que se fundó la compañía, una de las pioneras del sector de la construcción en llevar sus ventanas de vidrio a otro nivel.
La compañía inició su proceso de apertura de fronteras al exterior en 2010, cuando a través de Arketipo, una línea de negocio de muebles, vendió productos a Venezuela, sin saber que años después vendría el duro golpe de cierre de la frontera.
“En 2016 nos ganamos una licitación para Trinidad y Tobago, en la capital, Puerto España, para la empresa National Insurance Board Headquarters, NIB, ese proyecto ya tenía una configuración importante y desde 2019 iniciamos nuestro proceso exportador para Estados Unidos y para 2020 tenemos un edificio para Arkansas y muy posiblemente otro edificio para California. Este año, gracias a un familiar, logramos entrar en contacto con República Dominicana con un negocio pequeño, pero que nos abre las puertas a la isla que en este momento tiene un crecimiento importante, islas del caribe con una demanda especial de vivienda con resistencia a huracanes y confort térmico”, indica Carlo Andrés Novoa, gerente de Ventanar.
La empresa, que es la segunda en el ámbito nacional por volumen de ventas, proyecta con el apoyo del Clúster de la Construcción que las exportaciones se mantengan y que alcancen el 25% de las ventas totales.
Para el 2010, Marval también pasó las fronteras nacionales con la construcción de La Gran Joya, en Panamá, uno de los centros penitenciarios más modernos de la región, cuyo contrato tuvo un valor de US$160 millones. Actualmente, la empresa proyecta incursionar en otros países de Centroamérica.
Estos son algunos ejemplos de cómo las empresas del sector han lanzado sus cartas al exterior, pese a que las exportaciones no son masivas, sí están labrando un camino importante apoyadas de programas que les permiten tener una mentoría y diseño de un programa de negocios para enfocarse en obtener resultados exitosos.
“Hay unos factores que hacen que este sector en particular enfrente algunas barreras más particulares que otros en materia de exportaciones y es que algunos productos que hacen parte del ecosistema no tienen una ventaja logística, otro porque hay que prepararse más para los temas técnicos y legales, y no todas las empresas están dispuestas a obtener certificados y homologaciones. Sin embargo, para nadie es un secreto que con la coyuntura económica del mercado local muy seguramente están explorando la oportunidad de abrirse a más mercados”, asegura el director del Centro de Consultoría Empresarial de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, Andrés Leonardo Trillos Celis.
El experto destaca algunos programas impulsados desde el sector académico y que han apoyado la ruta exportadora de algunas empresas en la región con resultados positivos. “Uno de estos ejemplos es Pretecor, que venía con una experiencia con exportaciones, ahora ya está exportando una cifra importante en uno de sus productos que son postes en fibra de vidrio a Chile”, añade.
Pese a que las exportaciones del sector aún se concentran en algunos esfuerzos aislados, de la mano de iniciativas como el Clúster de Construcción las empresas se están preparando en bloque para que la exportación y la conformación de Joint Venture que les permitan llevar su experiencia a otros países.