
La violencia puede ser física, pero también psicológica, a través de comentarios, conductas o acciones que, en muchos casos, puede tener implicaciones tanto o más perjudiciales que un golpe o una cachetada.
Además, puede ser intencionada o no intencionada. Es decir, el agresor en algunos casos puede estar violentando psicológicamente a su víctima sin saberlo, aunque no por ello se debe considerar menos grave.
De igual forma, según expertos, la violencia física produce un traumatismo, una lesión u otro daño y lo produce inmediatamente. La violencia psicológica, vaya o no acompañada de violencia física, actúa en el tiempo.
La violencia física y la psicológica se pueden dar en muchos ámbitos: hogar, trabajo, universidad, colegio… Lo importante es identificarlo y evitarlo, y si somos testigos de ello, denunciarlo y rechazarlo como sociedad.

Domingo 30 de junio de 2019
“Mi expareja me obligó a abortar, por no hacerlo ahora debo estar escondida”
Una mujer de 30 años, madre de una niña de 10 años, permanecía escondida por temor a que su expareja les hiciera daño, pues a mediados del año 2019 se negó a abortar a su bebé que estaba a punto de nacer.
