
Eran las 3:30 de la tarde. En una vivienda de la Comuna 8, en el suroccidente de Bucaramanga, madre e hija veían un programa de televisión.
La tranquilidad de esa tarde acabó en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, luego de que la mujer fijara su mirada a la ventana que da a la calle.
Lo que vio la dejó estupefacta. Su vecino, un joven de aproximadamente 20 años de edad, estaba frente a esa ventana. Luego de bajarse la pantaloneta y asegurarse que las dos estaban allí, empezó a masturbarse.
Ella, en medio de la confusión, gritó. Se sintió impotente y hasta humillada.
“Armé un escándalo. No podía creer que ese hombre estuviera haciendo eso y más frente a mi hija, que es una niña de apenas 10 años”.
Según el relato, lo más le inquietó fue descubrir que no era la primera vez que la niña era testigo de los comportamientos del sujeto. La menor nunca había hecho comentarios, tampoco dio avisó.
“No sé si por miedo, porque de verdad no sabía qué era lo que pasaba o si habían amenazas, pero mi hija no había dicho nada, ni mi mamá tampoco. La niña dijo que el hombre llega a hacer lo mismo cuando ella está sola en nuestra casa o en la casa de mis papás que es cerca. Mi mamá tiene 82 años y mi papá tiene 76 años. Al parecer, lo que hacía mi mamá era cerrar la puerta y hacer como si no pasara nada”, acotó.
Parte del temor, de acuerdo con lo manifestado por esta mujer, es que ese hombre atente contra la integridad de su hija cuando ella está sola en el inmueble o regresando del colegio.
“Mi esposo y yo trabajamos. La niña llega a las 7:00 de la noche a la casa. El transporte la deja a una cuadra. El lugar por donde camina es muy oscuro. Él es un drogadicto. Yo la recomendé entre mis conocidos y a algunos les conté la situación”, aseguró.
Vecinos del sector afirman que este sujeto ha repetido estos actos obscenos frente a otras mujeres de la comunidad.
Las autoridades, una vez tuvieron acceso a esta información, coincidieron en afirmar que todas las situaciones donde se vean vulnerados los derechos de niños, niñas y adolescentes debe ser denunciadas ante la Fiscalía, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Comisarías de Familia o la Policía Nacional.
En este caso, específicamente, se estaría hablando de la comisión de un delito por parte del joven, quien ya es mayor de edad.
El delito por el cual se le inculparía es presunto acto sexual abusivo con menor de 14 años. Tal y como lo establece la ley incurrirá en prisión de 9 a 13 años, quien realice actos sexuales diversos del acceso carnal con persona menor de 14 años o en su presencia, o la induzca a prácticas sexuales.
El caso de este hombre no termina allí. Residente del sector afirman con suma preocupación que cuando tiene al cuidado a dos sobrinas, de 4 y 2 años de edad, consume estupefacientes delante de ellas.
“Antes de saber lo que hacía delante de mi hija, ya había denunciado el caso de las niñas porque las dejaban solas con él. La verdad es que nunca se hizo nada. Yo llamé al 141, me preguntaron muchas cosas, pero en últimas no supe qué pasó”, señaló la ciudadana.
Cuando se presentan situaciones de maltrato, violencia sexual, trabajo infantil, violencia escolar o cualquiera que vulneran los derechos de los niños, niñas y adolescentes, deben reportarse de manera ágil y oportuna para que se activen las rutas de atención para su protección.
La ruta arranca desde que se identifica el caso y se reporta directamente ante las autoridades competentes, a través de las línea nacionales 141, 01 8000 918080 ó 01 8000 112440, páginas Web www.icbf.gov.co ó www.teprotejo.com.
El reporte se puede hacer de manera anónima. Eso sí tenga en cuenta que se le solicitará el nombre del menor que esté en riesgo, la dirección o ubicación exacta en la que se presenta la situación, descripción de la situación y, si es posible, contacto de los padres o representantes legales de los menores.
Si desea que conozcamos su caso, no olvide contactarnos a través del correo electrónico notequedescallada@vanguardia.com
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