“A lomo de mula” sobre el imponente y agreste paisaje del Cañón del Chicamocha, un animal cargaba una de las bases de cemento de más de dos metros de largo con las que se erigirían los pilotes del teleférico del Parque Nacional del Chicamocha.
Al otro lado, un helicóptero cargaba otra de las bases. Así quedó registrada para la historia la fotografía que publicó Vanguardia en una de sus portadas evidenciando la construcción del Parque Nacional del Chicamocha, más conocido como Panachi.
La obra, que es catalogada por expertos en turismo regional como la que partió en dos la historia de la ‘industria del oro blanco’ en Santander, erigida sobre un enorme huracán político producto de la procedencia y utilización de la inversión económica, que dio paso a la construcción de 264 hectáreas, es uno de los ecoparques más recientes de Colombia, inaugurado en 2006.
Y es que Santander, si nos remontamos 20 años atrás, no era siquiera referencia de turismo en Colombia ni el mundo. Mucho menos lo era el país, que encabezaba los escalafones de lugares a donde no se recomendaba a los turistas visitar. Secuestros, muertes, amenazas y bombas eran el paisaje que desdibujaba el turismo para los extranjeros.
Sin embargo, desvanecido este panorama para el país, cuando se podía viajar por carretera, Santander no era más que un paso obligado para los amantes del mar, si era el caso; las familias del interior pernoctaban obligatoriamente en Bucaramanga y sus alrededores para seguir su ruta; al contrario, sí era destino de empresarios interesados en invertir de la región. Es decir, el turismo de negocios fue y es el pilar de la industria en Santander.
Y no fue precisamente Bucaramanga la jalonadora del turismo del Departamento, la batuta la lleva San Gil, donde los deportes extremos se encargaron de catalogar la región por su atractivo de aventura y adrenalina, torrentismo, práctica de parapente, y un circuito que se está tomando San Gil-Barichara-Socorro se abrieron paso en el Departamento.
“Si hablamos de historia de turismo en Santander hay una campaña que, sin lugar a dudas, marcó formalmente al Departamento como destino nacional, bajo el eslogan de ‘Santander tierra de aventura’, que impulsó la práctica de deportes extremos como principal gancho para el turismo en Santander, campaña que hizo eco a nivel nacional e internacional”, asegura Lida Rivera, docente de la facultad de Administración Turística y Hotelera de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, UNAB.
Fue en ese momento cuando, según los expertos, se empezó a pensar en el turismo como un eje de la economía en Santander, no como uno de los más importantes, pero sí se reconoció su existencia.
La historia después siempre hablará de ganancia, ya que ha sido casi el único sector económico que en las dos últimas dos décadas no ha conocido la palabra crisis, ya que además es uno de los más jóvenes de la nueva economía del sol, la santandereana.
A la par con el desarrollo de la promoción turística, los prestadores de turismo también se incrementaron. De acuerdo con el Registro Nacional de Turismo, en 2005 en Santander había 6.586 camas que generaban 1.500 empleos con 3.250 habitaciones registradas. Hoy, el número de camas es de 28.622, es decir, un crecimiento de casi el 80% en los últimos 14 años.
La llegada de turistas extranjeros a Santander también ha crecido. Para 2018, según Migración Colombia, fueron 20.485, mientras que en 2012 se registraron 14.574, un crecimiento de casi 30% en los últimos seis años, ubicándose como el séptimo departamento receptor. La cantidad de prestadores de servicios turísticos en la región también aumentó de acuerdo con el Registro Nacional de Turismo, ya que pasaron de 376 en 2005 a 1.565 para el cierre de 2018.
El Parque Cerro del Santísimo fue galardonado este 2019 como el mejor escenario en el mundo en el que se ha realizado el campeonato mundial de squash.
Indudablemente Santander también fue un pionero en el desarrollo de empresas turísticas, y la compañía de transporte terrestre Copetran fue un ejemplo de ello.
De acuerdo con esta compañía, que nació como una de las primeras cooperativas de servicio de transporte terrestre de pasajeros en el país, durante los primeros años se transportaron cerca de 300.000 pasajeros. Actualmente se transportan más de cinco millones de pasajeros al año.