La génesis de la educación superior en Santander se dio en la Escuela de Artes y Oficios, el Colegio de Santander y el Instituto Técnico Superior Dámaso Zapata, cuna de las Unidades Tecnológicas de Santander, UTS, y de la Universidad Industrial de Santander, UIS, hoy orgullo santandereano.
La Escuela de Artes y Oficios, pensada desde 1888 como un sistema de educación técnica para el trabajo, graduaba maestros, oficiales y obreros.
“... Repercute en la consolidación de la producción, pues tras los cursos impartidos se fundan pequeños talleres que se constituirán en la base del desarrollo de la industria textil en Santander, permitiendo el emprendimiento de proyectos productivos de interés común”, se lee en un aparte del documento ‘La Escuela de Artes y Oficios de Santander: un primer esfuerzo por incorporar la educación técnica en la región, 1887-1937’.
Paralela a la Escuela, que se encargaba de formar a los menos pudientes, floreció el colegio San Pedro Claver, constituido por la Compañía de Jesús en 1897 cuando inició clases con 93 estudiantes. Sin otras oportunidades para tener más estudios tanto en uno como en otro, los jóvenes santandereanos que tenían posibilidades económicas, hasta mediados de siglo debían migrar a Bogotá o Medellín para continuar sus estudios.
Años más tarde, sobre 1935 registran los anales que “un grupo de santandereanos entre los que se contaban Ricardo Serpa Novoa, representante a la Cámara; Alejando Galvis Galvis, director propietario de Vanguardia Liberal y senador de la República; Eduardo Rueda Rueda, destacado abogado; Mario Galán Gómez y Arturo Regueros Peralta, diputados a la Asamblea Departamental, se dieron a la tarea de crear un establecimiento de carácter público…” y así nació el Colegio de Santander, inicialmente con matrículas gratuitas para primero a tercer grado de bachillerato.
La formación técnica y tecnológica, para aprender a hacer, fue el principio de las primeras instituciones educativas, con lo que se comenzó a proyectar el desarrollo empresarial, industrial y cooperativo de la región.
Por la misma época, la Escuela de Artes y Oficios asumió el nombre de Instituto Industrial Dámaso Zapata, que graduó a sus primeros bachilleres técnicos en 1947, con el propósito de continuar con su formación como profesionales técnicos en la naciente Universidad Industrial de Santander. El instituto, con los años y la gestión de la comunidad lasallista, fue también cuna de las Unidades Tecnológicas de Santander.