Luis A. Calvo
Tomás Vargas Osorio
Gustavo Gómez Ardila
José Antonio Morales
Guillermo Espinosa
Herman ‘Cuca’ Aceros
Beatriz González Aranda
Jorge Mantilla Caballero
Alfonso Flórez Ortiz
Jorge Luis Pinto
Ruvén Afanador
Luis A. Calvo
Nació en Gámbita (Santander) en agosto de 1882 y murió en Agua de Dios (Cundinamarca) en abril de 1945. Hijo del músico Félix Serrano y Marcelina Calvo. Heredó de su padre la sensibilidad por la música y fue considerado uno de los máximos exponentes de la música nacional.
En Tunja, donde se trasladó con su familia siendo muy niño, encontró un violinista quien se convertiría en su primer maestro. Posteriormente, estudió piano y violín bajo la dirección del maestro Tomás Posada. Primero hizo parte de los coros de la iglesia de los Franciscanos y luego, a los 10 años, de la banda de Tunja, donde interpretó el platillo, el bombo y el bombardino.
A la par de sus estudios de violín, aprendió a ejecutar la bandola, instrumento para el cual escribió su primera composición dedicada a su madre, que tituló Livia.
En 1905 ya vivía en Bogotá, a donde llegó buscando mejor futuro. Gracias a un decreto presidencial de la época que protegía a los músicos, logró un pequeño ingreso de 50 pesos al formar parte de la banda del Ejército.
Estando vinculado a una modesta banda optó por musicalizar su danza Livia. Su talento innato causó muy buena impresión, por lo que el director le confió la instrumentación de la música que la banda tocaba, lo que repercutió en la mejora de sus ingresos.
Su talento siguió causando admiración, y fue así como logró estudiar en el conservatorio, gracias a la gestión del profesor Rafael Vásquez Flórez, aunque esto no duró mucho.
El violinista Leopoldo Carreño es quien luego se deslumbra por el talento de Luis A. Calvo, por lo que le consiguió una beca. Ahora, continuó sus estudios de armonía, pudo asistir a clases de violoncello y conoció sobre distintas escuelas musicales de mundo.
Al poco tiempo, Luis A. Calvo se convirtió en centro de admiración y en un músico de fama. Entre sus composiciones están: Intermezzo No. l, Eclipse de belleza, Carmiña, Lejano azul, Anhelos y Carmiña.
Sin embargo, una enfermedad cambiaría de nuevo su destino. Al maestro Luis A. Calvo se le diagnosticó lepra por lo que debió recluirse en el lazareto de Agua de Dios el 12 de mayo de 1916. Antes de ser traslado al lazareto y ya estando allí salió para dar conciertos y recibir homenajes en varias ciudades del país.
El octubre de 1942 contrajo matrimonio con Ana Rodríguez, quien compartió con el maestro en el lazareto.
Tras una crisis de su enfermedad fue trasladado al hospital Herrera Restrepo, donde murió el 22 de abril de 1945.
Tomás Vargas Osorio
Este oibano nació el 23 de octubre de 1908, pero su vida la desarrolló en El Socorro, Bogotá y Bucaramanga, ciudad donde falleció el 21 de diciembre de 1941.
Prominente escritor, poeta, narrador, ensayista, periodista y amplio conocedor de los valores y sentimientos de la raza santandereana.
Sus primeras publicaciones literarias las hizo en el Diario Nacional (1926), en Bogotá. Luego se vinculó a otros medios como Vida Nueva, El Espectador, El Tiempo y Vanguardia Liberal. Alternó parte de su actividad periodística con la política; entre 1937 y 1939 fue diputado y luego representante a la Cámara.
Su primer libro, Vidas menores, lo publica en 1937, mientras que el último fue La familia de la angustia, poco antes de su fallecimiento. Entre sus escritos sobresalen también Vidas menores (1937), Huella en el barro (1938) y Regreso de la muerte (1939).
Durante la conmemoración del centenario de su nacimiento se hizo el lanzamiento de la colección Biblioteca Mínima Santandereana, cuyo objetivo fue publicar obras en formato pequeño de autores de la región, con el fin de promover la lectura entre los estudiantes. Esta biblioteca inició con la edición de un libro de poesía y otro de cuento de Vargas Osorio. También, en esa ocasión, la Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro, en su sexta versión realizó el Segundo Encuentro de Literaturas Regionales.
Fuentes: www.mineducacion.gov.co / www.unab.edu.co
Gustavo Gómez Ardila
Nació en Zapatoca en septiembre de 1913 y murió en Bucaramanga en mayo de 2006.
Se inició en el coro de la iglesia del municipio de Jordán Sube, cuyo talento fue creciendo hasta convertirse en el primero de su género en América Latina.
El maestro Gómez Ardila, autor de la música del himno de su pueblo, se formó en el Conservatorio de Música de Ibagué, al que llegó después de haber sido locutor en La Voz de Caldas.
Compuso más de 360 piezas entre las que sobresalen Aires de mi tierra, Lejos de mi madre y Ni más ni menos. También realizó una gran cantidad de arreglos y adaptaciones corales, destacándose como uno de los compositores que dio vida a la escuela nacionalista del canto coral.
Durante 38 años (hasta 2004) en la UIS dirigió y forjó generaciones de coristas, alrededor de 2.800 estudiantes a quienes enseñó con el alma.
En 2004 la Universidad Autónoma de Bucaramanga le confiere el Doctorado Honoris Causa en Música; creció y vivió para la música, lo que le reportó innumerables reconocimientos y galardones.
Actualmente, en noviembre cada año se realiza el Festival Coral Internacional Gustavo Gómez Ardila en Bucaramanga y Zapatoca, que el año pasado llegó a la versión 12 con la participación de coros de diversos formatos y provenientes de varios países. El evento conmemora la vida y obra del maestro.
Fuente: www.unab.edu.co / Memoria audiovisual UIS (Youtube).
José Antonio Morales
Nació en El Socorro en marzo de 1914 y murió en Bogotá en septiembre de 1978. A sus escasos 22 años José Antonio Morales comenzó la composición de canciones y tangos, luego de su experiencia con músicos de la región y con el maestro José de Jesús Vargas. Gran parte de su carrera como compositor la desarrolló en Bogotá, donde se ubicó ante el auge de géneros como el pasillo y el bambuco.
En la década de los 40 empezó a ganar reconocimiento el dueto Garzón y Collazos, cuya obra musical del maestro Morales está muy asociada a estos artistas. Este dueto grabó alrededor del año 1954 los bambucos María Antonia y Pueblito Viejo, este último una de las obras más reconocidas en el país del maestro Morales.
El auge de Garzón y Collazos también impulsó el nombre de este compositor santandereano, ahora como intérprete (1953) en la grabación del disco de larga duración que denominaron Canta un tiple.
Obras como los bambucos Campesina santandereana y Tiplecito bambuquero, pasillos como Doña Rosario y Camino viejo, y María Helena y Alba, en danzas, empezaron a ser populares.
Su vinculación al sello disquero Sonolux, como relacionista público, le permitió llegar a la radio y lograr más reconocimiento. Pescador, lucero y río y Ayer me echaron del pueblo, fueron las canciones que para ese entonces empezaron a sonar.
La obra de José A. Morales fue reconocida como parte del repertorio de la canción popular colombiana de mediados de siglo. Sus temas y lenguaje estaban inspirados en los campesinos y sus experiencias.
Fuente: www.revistacredencial.com
Guillermo Espinosa
Nació en Bucaramanga el 5 de febrero de 1939 y falleció el 16 de agosto de 2010.
Pintor y escultor cuyas más reconocidas obras en espacios públicos de Bucaramanga son El camino de hormigas, en la Puerta del Sol; El Clavijero, en el Parque de los Niños; La baranda doble vía, en el viaducto La Flora; además sobresale un cuadro mural en el Capitolio Nacional (Bogotá). Fue cofundador del Museo de Arte Moderno de Bucaramanga.
Se definía como pintor figurativo, abstracto, minimalista… la técnica no importaba, decía, pues le encantaba era pintar.
En 2009 fue declarado hijo ilustre de Bucaramanga por la Alcaldía; sus últimos años los vivió en Piedecuesta.
www.vanguardia.com
Herman ‘Cuca’ Aceros
Nació en septiembre de 1938 y murió en octubre de 2018.
Es el único futbolista santandereano que ha disputado un Mundial. Participó en Chile 1962 e hizo parte de la nómina nacional que igualó 4-4 ante la Unión Soviética; ‘Cuca’ Aceros anotó un gol y puso el marcador 3-1.
Además de vestir la camiseta del Atlético Bucaramanga se puso la del Independiente Medellín, Cali, Millonarios y el Deportivo Pereira. Al concluir su carrera como futbolista se formó como técnico en Argentina. Asumió la dirección del club Leopardo en 1984, logrando conformar una notable escuadra. Luis Alberto Landaburo, Juan Carlos ‘El Nene’ Díaz, Luis ‘Chonto’ Herrera, Alfredo ‘El Pirata’ Ferrer y Miguel Oswaldo ‘El Negro’ González, hicieron soñar a los hinchas con su primera estrella.
Luego dirigió al Mirervén (Venezuela), que sacó campeón. Tras su retiro se dedicó a la formación de futbolistas y a comentar el fútbol.
Fuente: www.vanguardia.com
Beatriz González Aranda
Nació en noviembre 1938 en Bucaramanga. Considerada la más grande artista plástica de Santander, incluso la mejor en Colombia. “Beatriz es la única gran pintora colombiana. La única que ha sido capaz de pintar colombiano”, dice el artista Luis Caballero. Además es curadora, maestra, crítica e historiadora del arte.
En 1956 ingresó a la facultad de arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá) a estudiar arquitectura con otras tres mujeres. Dos años después abandonó sus estudios y regresó a Bucaramanga.
En 1959 vuelve a Bogotá donde tomó un curso en la Universidad de América sobre “El Renacimiento en Italia” dictado por la crítica de arte argentina Marta Traba. En 1962 obtuvo el título de Maestra en Bellas Artes en la Universidad de los Andes. En la Academia Van Beeldende Kunsten de Holanda estudió un año (1966).
Juan Antonio Roda, Marta Traba y Ramón de Zubiría fueron algunos de sus profesores en Los Andes, destacándose la influencia en su formación de Marta Traba. La institución le otorgó un espacio alternativo en el que instaló su estudio junto a otras compañeras y desarrolló sus obras. Esto influyó en su decisión final de convertirse en artista. En las clases de pintura con Juan Antonio Roda inició su interés por las imágenes impresas y la búsqueda por un estilo propio.
En 1963, poco después de graduarse, fue elegida como una de las primeras artistas jóvenes para realizar una exposición individual en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, gracias a un programa de Martha Traba dedicado a la difusión de nuevos talentos.
Desde ese entonces su obra se ha exhibido de manera continua en Colombia en exposiciones individuales y colectivas; también ha sido expuesta en museos en el exterior, pues no ha dejado de pintar. Los suicidas de Sisga es una de sus creaciones más emblemáticas, que en 1965 llevó al XVII Salón Nacional de Artistas, pero al principio fue rechazada por algún jurado, pero al final la obra obtuvo el segundo premio especial.
Esta artista ha trabajado numerosas versiones de obras de reconocidos maestros. Además del papel y la tela, utiliza superficies de diversos materiales y texturas (muebles, llantas, láminas de metal, cortinas de baño, maderas, toallas…) para sus obras.
El 28 de septiembre de 2000 la Universidad de Antioquia le concedió el título Honoris Causa de Maestra en Artes Plásticas.
Jorge Mantilla Caballero
Nació en 1947 y es hijo único de padres santandereanos. Estudió la primaria en Cúcuta y el bachillerato en Bucaramanga. Su influencia artística viene de los padres Escolapios en el Colegio Calasans, en Norte de Santander, aunque desde pequeño sintió inclinación por las artes, para lo cual contó con el apoyo de sus padres. Es uno de los artistas más destacados de Santander y Colombia.
Siendo un joven ya dominaba el óleo, la acuarela, los acrílicos y algunas técnicas mixtas. Luego de obtener el grado de bachiller y ante la inexistencia de una actividad plástica sostenible en Santander, viajó a Estados Unidos donde permaneció unos ocho años, aunque en varias oportunidades volvió a su tierra.
Allí mejoró sus técnicas, asistió especialmente a talleres de dibujo y color dictados de manera gratuita; también visitó museos y se acercó a varios estilos como el pop art, de Andy Warhol, y se dejó marcar por la obra de Francis Bacon.
Luego decidió volver a Bucaramanga y solo varios años después se identificó con el expresionismo, corriente artística a la que pertenece.
El momento cúspide de su carrera fue en 1977 luego de participar en la décima edición de la Paleta de Oro, un festival francés (Xe Festival de la Peinture en Cagnes- Sur- Mer. Musee D’ Art Moderne de la Ville de París, Francia) donde ganó la paleta de oro y el premio del público. Posteriormente sus obras se comercializaron de forma natural; hoy ya suman más de 2.000 unidades, pero hace años perdió la cuenta.
Sus obras se caracterizan por los colores cálidos, líneas gruesas, formas drásticas y anatómicamente equilibradas, mientras que su barba y el cabello largo blanco lo caracterizan físicamente.
La Universidad Industrial de Santander le concedió el título honorífico como Maestro en Bellas Artes en 2017.
Fuente: www.gentecanaveral.com
Alfonso Flórez Ortiz
Nació en Bucaramanga el 5 de abril de 1952 y murió asesinado en Medellín el 23 de abril de 1991. Es uno de los más grandes deportistas que ha dado Santander.
Entró a hacer parte de la historia del deporte nacional al lograr la hazaña deportiva más importante hasta ese momento: ser campeón del Tour de L’Avenir (1980). Se le recordará como el colombiano que le abrió las puertas del triunfo a nuestros escarabajos en Europa, poniendo fin a la hegemonía de los soviéticos.
La carrera de Alfonso Flórez empezó a ser visible en el país en 1974 cuando ganó dos etapas de la Vuelta a Colombia en bicicleta; fue plata en ruta en los Juegos Panamericanos (1975); plata en el Campeonato Nacional de Ciclismo en Ruta (1977); dos veces campeón de la Vuelta a Colombia (1979 y 1983), fue el primer corredor santandereano en ganarla y estuvo tres veces más en el podio en esta carrera; campeón del Tour de L’Avenir (1980) donde lo apodaron el ‘Pequeño Diablo’; campeón de la Vuelta a Chile y la Clásica de Oriente (1979).
Participó en el Tour de Francia (1983) como líder del equipo patrocinado por pilas Varta, competencia que no pudo terminar, aunque en 1984 terminó en el puesto 18. Hizo parte del primer equipo colombiano invitado a la Vuelta España (1985). En 1989 se retira del ciclismo.
Fuente: www.vanguardia.com
Jorge Luis Pinto
Nació en San Gil el 16 de diciembre de 1952. Vive en Bogotá donde desde noviembre de 2018 dirige el equipo de fútbol Millonarios, onceno con el que 34 años atrás empezó su carrera como director en el fútbol profesional colombiano.
Estudió educación física en el Universidad Pedagógica de Bogotá. Luego en Brasil se especializó en la Sportiva de Futeboll en Sao Paulo y se ganó una beca para estudiar en Colonia (Alemania).
Tuvo como su gran maestro a Gabriel Ochoa Uribe, cuando este dirigía Millonarios.
En 1979 fue preparador físico de la Selección Colombia a cargo de Blagoje Vinidic y en 1981 fue asistente del brasileño José Texeira en Millonarios.
Luego estuvo al frente de Santa Fe, Cali y Unión Magdalena. Su primer título lo logró fuera del país, en Perú, con Alianza Lima (1997-1998), tras 18 años de una sequía de triunfos y el trágico accidente aéreo en el que perdieron la vida el cuerpo técnico y los jugadores de Alianza.
En Colombia, Jorge Luis Pinto solo ha sido campeón en una ocasión, en Ibagué (2006), cuando le dio la primera estrella al Cúcuta Deportivo.
Otros de los equipos que ha dirigido son El Nacional (Ecuador), el Deportivo Táchira (Venezuela) dos veces campeón y el Junior de Barranquilla (2011), cargo que dejó para asumir la dirección técnica de la Selección de Costa Rica, país en el que obtuvo el título del rentado local con el Alajuelense.
Llevó a Costa Rica al Mundial de Brasil 2014 y llegó hasta cuartos de final, dejando en el camino a Italia y Uruguay. En el 2104 fue nombrado como técnico del seleccionado de Honduras, que no logró clasificar al Mundial de Rusia, al perder el repechaje ante Australia.
www.eltiempo.com
Ruvén Afanador
Nació en Bucaramanga en 1959 y vive en Estados Unidos. Con su familia llegó a Norteamérica cuando tenía 14 años; en New York vive desde 1990, luego de estudiar en Milán, Italia, fotografía durante tres años.
Es considerado el fotógrafo colombiano más importante en el mundo de la moda; también reconocido por fotografiar actores, deportistas y cantantes de talla internacional, siendo su trabajo valorado por revistas como Rolling Stone, New York Magazine y Vanity Fair.
El particular estilo de Afanador es el dramatismo en su fotografía. Expertos lo definen como “un trabajo cargado de contrastes y de expresiones reales, así como de sensaciones y sentimientos teatrales”.
Por su lente han pasado Sarah Jessica Parker, Tina Fey, Michael Jordan, Al Pacino, Salma Hayek, Jeniffer López, Antonio Banderas, Céline Dion, Robert De Niro, Lenny Kravitz y Diane von Furstenberg, entre otros.
Este artista santandereano ha participio en los libros Mil Besos (Jhon Galiano, 2009) publicación de fotos a blanco y negro de bailarines españoles de flamenco; Torero (Héctor Abad Faciolinece – 2001), contiene 175 fotos de jóvenes toreros con sus trajes y en otros contexto, y Sobra, retratos de personajes que llevan pintura sobre el cuerpo.