
Enseñanzas
Siete grandes lecciones que deja la pandemia
La capacidad de resiliencia y la facilidad de adaptación al acelerado proceso de cambio digital son algunas de las enseñanzas que ha dejado la crisis.
La mayoría de los empresarios convirtió esta situación en una oportunidad para innovar y reinventarse. Sin embargo, la pandemia también dejó en evidencia la fragilidad del país. Expertos opinan sobre lo que consideran cuáles son los aprendizajes que deja esta situación.
1. El trabajo a distancia llegó para quedarse
Aunque esta modalidad de empleo ya se estaba imponiendo en las economías industrializadas, en los países en desarrollo no era común.
“Debido a la pandemia, las organizaciones tanto públicas como privadas, tuvieron que asumir de forma acelerada nuevas tecnologías de información y comunicación para no detener los procesos productivos y, así mismo, mantener la generación de empleo.
Este esquema parece abrirse paso en el país, gracias a su funcionalidad”, explica Héctor Romero, profesor de la Escuela de Economía y Administración UIS.
2. Del mercado físico al digital
Las empresas que sepan trasladar la comercialización de sus productos de mercados físicos a mercados digitales y se adapten de manera adecuada a esta dinámica, podrán posicionarse mejor en la poscuarentena.
“Esta realidad es evidente en todos los ámbitos y sectores, desde el sector educativo al comercio”, afirma el docente UIS, Héctor Romero. Sin duda, las oficinas serán menos necesarias y el transporte menos indispensable.
“Todo un cambio cultural de grandes dimensiones que, aunque ya se esperaba, se aceleró por la crisis”, dice Fabio Chavarro González, gerente Corporativo Grupo Juriscoop.
3. Desigualdad social
El COVID-19 dejó al descubierto la gran pobreza e incluso la alta desigualdad de la población colombiana, la falta de acceso a bienes básicos y a la tecnología.
“Todo esto se materializa en una limitada capacidad adquisitiva que le resta fuerza al crecimiento empresarial”, explica Jaime Alberto Rendón, docente de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle.
Además, se evidenció la vulnerabilidad de la población ante cualquier emergencia, dada la alta informalidad laboral y desempleo, por lo que se encuentra sin la posibilidad de ingresos ante un confinamiento.
4. Contundente resiliencia
Aunque entre los temas primordiales ha estado la salud, siempre ha existido preocupación por el empleo, las finanzas y la economía . Las personas y empresas con mayor capacidad de resiliencia han aprovechado la crisis para generar oportunidades y fortalecerse.
“En definitiva, debemos aprender lecciones y aprovechar oportunidades para seguir aprendiendo día a día o para organizar nuestro futuro de la mejor manera posible”, afirma Fabio Chavarro González, gerente Corporativo Grupo Juriscoop.
5. Sectores económicos frágiles e inmunes
Resulta evidente que ciertos sectores de la actividad económica han sido afectados de forma significativa en su generación de ingreso, por ejemplo, el comercio, mientras que las actividades agrícolas han resultado relativamente menos afectadas.
“Esta situación deja en evidencia que la demanda de bienes y servicios necesarios son menos sensibles a cambios abruptos en las condiciones económicas”, explica Héctor Romero, profesor de la UIS. Igualmente, se privilegiaron las importaciones de todo tipo.
Ante el cierre de los mercados se vio la necesidad de apoyar la producción nacional y comprar marca Colombia.
6. A ser más previsores
El confinamiento llegó y sorprendió a muchos sin un buen ahorro, por lo que a partir de ahora se debe “reservar una parte de los ingresos ordinarios“ o invertir ya que ese dinero extra se puede convertir en un salvavidas en cualquier momento.
Por ejemplo, lo que antes gastaba en bienes que no eran necesarios ahora será para el fondo de emergencia. “Si ya tenía su ahorro y sus ingresos no se han visto afectados, es un buen momento para pensar en invertir. Busque opciones financieras para que este dinero trabaje para usted y siga aumentando día a día”, aconseja Fabio Chavarro González.
7. A hacer un buen presupuesto
Antes de la pandemia no era prioritario saber exactamente cuáles eran los gastos e ingresos personales. Se manejaba el sueldo en función de pagos grandes.
“Pero se dejaban por fuera los gastos hormiga y uno que otro caprichito innecesario. Gastos que, sin duda, afectaban el bolsillo”, explica el Gerente Corporativo del Grupo Juriscoop.
Sin embargo, el presupuesto se ha convertido en un gran aliado para conocer con exactitud en qué gastamos y con qué plata contamos y así decidir dónde recortar y apretar el cinturón.
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