
“Cuarenta años de violencia casi continua, a veces volcánica, sanguinaria y generalizada (…) nos han enseñado que la intransigencia y el fanatismo solo conducen al dolor y la frustración”.
Luis Carlos Galán
Masacre La Rochela
Fecha: 18 de enero
Lugar: Zona rural de Simacota, Santander
En 2007, el Estado colombiano fue declarado culpable por acción y omisión por la Masacre de La Rochela (Simacota, Santander). Fue un hecho que marcó un hito en la historia del conflicto armado, pues no solo quedó en evidencia la sevicia con la que fue cometido el crimen, sino que demostró, a los ojos del mundo, la alianza que hubo entre paramilitares y la Fuerza Pública para evitar que la comisión judicial investigará la muerte de 19 comerciantes en el Magdalena Medio. Todo esto fue posible, en gran medida, gracias al coraje y la tenacidad de los tres sobrevivientes y los familiares de las 12 víctimas fatales que no descansaron hasta descubrir la verdad de lo que pasó.
La Bomba de Vanguardia
Fecha: 16 de octubre
Lugar: Bucaramanga, Santander
A finales de los años 80 y principios de los 90, Pablo Escobar Gaviria sembró el terror en todo el país con sus carros bomba y su Guerra Total contra el Estado. Bucaramanga, a pesar de lo lejos que estaba de su zona de influencia, no fue la excepción. La bomba contra Vanguardia Liberal el 16 de octubre de 1989 dejó una huella imborrable entre la gente. Fue un ataque anunciado, pero muchos no creyeron realmente que se fuera a dar y que la violencia iba a tocar de tal manera a la ciudad. Al final, así como el atentado simbolizó lo peor que vivió el país en esos días, también simbolizó lo mejor: a pesar del miedo y la adversidad, los santandereanos salimos adelante.
El accionar del
ELN en Santander
Lugar: Santander
Mientras a nivel nacional el Cartel de Medellín fue el principal actor violento que causó terror en el país en 1989, en Santander la mayoría de hechos contra la población civil fueron cometidos por la guerrilla del ELN. Los secuestros, las extorsiones, la quema de buses, la realización de retenes en las carreteras y los atentados a oleoductos son solo algunas de las acciones que adelantaron para esa época. Esta organización subversiva, que nació en Santander en los años 60, vivió un periodo de transformación a finales de los 80, en donde mutó su accionar y empezó a implementar nuevas modalidades para financiarse, al tiempo que le propinó algunos de los golpes más duros que ha recibido el Ejército en su historia.
Hoyo Malo
Fecha: 22 de abril
Lugar: San Vicente de Chucurí, Santander
Todavía no es claro cuántos muertos fueron tirados a Hoyo Malo. Los chucureños dicen que son 50 y algunos se aventuran a decir que hay hasta 100. Otros, incluso afirman que allí han lanzado personas vivas en este hueco natural de 70 metros de diámetro y más de 100 de profundidad ubicado en zona rural de San Vicente de Chucurí. A la fecha, no se sabe cuánto de este lugar es mito y cuánto es realidad. Lo cierto es que el 22 de abril de 1989 el país y el mundo entero conocieron lo que para los chucureños era un secreto a voces, que en Hoyo Malo había una fosa común al pie de la carretera, a la vista de todos. Que a Hoyo Malo muchos llegaban, pero no todos regresaban.
La Mano Negra
Lugar: Santander
Los altos niveles de impunidad y la percepción de que el Estado era incapaz de combatir la inseguridad llevaron a que en el país surgieran grupos de ‘limpieza social’ que se tomaron la justicia por sus propias manos. En Bucaramanga asumieron nombres como la Mano Negra o la Estrella Roja y en una sola noche podían cometer hasta cinco o nueve asesinatos. Las víctimas eran miembros de la sociedad que estas organizaciones consideraban ‘indeseables’, tales como delincuentes, drogadictos, mendigos, homosexuales y prostitutas, entre otros.
La guerra de carteles
Fecha: 27 de mayo
Lugar: Bucaramanga, Santander
La guerra entre los carteles de Cali y Medellín golpeó a Bucaramanga en la madrugada del 27 de mayo de 1989. Tres detonaciones tomaron por sorpresa a muchos bumangueses que aún dormían en ese momento. Los ataques iban dirigidos contra dos sucursales de Drogas La Rebaja y la sede del Grupo Radial Colombiano por sus vínculos con los hermanos Rodríguez Orejuela, pero los más afectados, sin lugar a dudas, fueron las viviendas y establecimientos comerciales ubicados cerca de los blancos. Según las víctimas, nadie les respondió por los daños.
El Magnicidio de Galán
Fecha: 18 de agosto
Lugar: Soacha, Cundinamarca
Treinta años después de su muerte, las ideas y los planteamientos formulados por Luis Carlos Galán siguen teniendo vigencia. El país ya no tiene el cáncer del Cartel de Medellín, pero el narcotráfico, la corrupción estatal y la influencia de grupos ilegales en la política siguen muy presentes. Los discursos y frases más icónicas de Galán bien podrían hablar de nuestros días y aún hoy los colombianos recuerdan con dolor cómo vivieron ese 18 de agosto de 1989 en el que murió el político bumangués. En este informe especial, los santandereanos cuentan qué es lo que más recuerdan de Galán y de esa trágica noche.

Asesinato de José Antequera

¿Qué pasó?
El 3 de marzo de 1989, José Antequera, vicepresidente de la Unión Patriótica (UP), fue asesinado en el aeropuerto El Dorado, donde recibió más de 20 impactos de bala.
En este mismo hecho también resultó herido Ernesto Samper Pizano, quien para entonces era precandidato presidencial por el partido Liberal.
Antequera tenía 34 años, una esposa y dos hijos pequeños, y fue uno de los líderes más prominentes de la Unión Patriótica (UP), una organización creada en 1984 y que fue el brazo político de las Farc tras los acuerdos políticos con el Gobierno de Belisario Betancur.
Su muerte es una de las tantas en el marco del llamado ‘Genocidio de la UP’, donde fueron asesinados, secuestrados o desaparecidos más de 4.000 militantes.

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
José Antequera, líder de la UP que fue asesinado en el aeropuerto El Dorado.

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La muerte de José Antequera llevó a un fuerte operativo en inmediaciones del aeropuerto El Dorado.

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En el mismo hecho en el que murió José Antequera resultó herido Ernesto Samper, quien permaneció varias semanas en estado crítico. Años después, el líder liberal fue elegido Presidente de Colombia entre 1994 y 1998.

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Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, en un periodo de 10 años la UP fue “atacada sistemáticamente, dejando un saldo de dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales y 11 alcaldes” asesinados.

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Entre 1984 y 2002 se tiene registro de 4.153 víctimas de la UP. Entre estas, 3.122 fueron víctimas de asesinato selectivo, 544 lo fueron de desaparición forzada y 478 fueron víctimas de asesinatos en masacres.

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También se reportan 2.049 víctimas de la UP sobrevivientes de hechos de violencia como amenaza, tentativa de homicidio, tortura, violencia sexual y judicializaciones infundadas. Un total de 1.098 son víctimas de desplazamiento forzado y exilio.

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Un total de 67 homicidios de líderes de la UP han sido declarados de lesa humanidad, pero esto no ha evitado que la mayoría de los casos se mantengan en la impunidad.

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Con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se espera que las víctimas al menos puedan tener justicia y conocer la verdad de lo que pasó con la apertura del ‘Caso 006’, denominado ‘Victimización de miembros de la Unión Patriótica (UP)’.

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Jaime Pardo Leal, asesinado en 1987, quien en las elecciones presidenciales de 1986 obtuvo más de 328 mil votos. Entonces, la UP fue la principal fuerza de izquierda del país con 18 diputados, más de 300 concejales, cinco senadores y 9 representantes.

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Bernardo Jaramillo Ossa, excandidato presidencial de la UP, asesinado el Puente Aéreo el 22 de marzo de 1990. Su muerte, así como el de la mayoría de miembros de esta organización, se mantiene en la impunidad.

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Una multitud lleva el ataúd del presidente de la UP, Bernardo Jaramillo Ossa. Él fue uno de los tres candidatos presidenciales asesinados en la campaña electoral de 1990 junto a Luis Carlos Galán (18 de agosto de 1989) y Carlos Pizarro Leongómez (26 de abril de 1990).

¿Qué pasó?
La Jueza tercera de Orden Público María Helena Díaz fue asesinada a tiros en Medellín junto a sus dos escoltas, Dagoberto Rodríguez Prada y Alfonso de Lima Benítez, luego de que la abogada confirmara la alianza que había entre los capos del Cartel de Medellín y las autodefensas al mando de Fidel Castaño.
No fue el único caso que ocurrió en esa época, la jueza Marta Lucía González, una de las más duras críticas de los nexos del paramilitarismo y las mafias del narcotráfico, tuvo que salir exiliada del país junto a su familia, mientras que su padre, el exgobernador de Boyacá Álvaro González Santana murió en un atentado el 4 de mayo de 1989.
A finales de los años 80 la seguridad de los jueces y los fiscales se vio tan comprometida, que el Gobierno propuso que vivieran en guarniciones militares, algunos tenían que ir armados a todas partes y posteriormente, a principios de los años 90, se crea el Estatuto para la Defensa de la Justicia (decreto 2790 de 1990), que dio origen a la justicia secreta o sin rostro. Esto luego se volvió una medida permanente.

¿Qué pasó?
El entonces candidato presidencial y fundador del Nuevo Liberalismo, Luis Carlos Galán Sarmiento, fue asesinado mientras realizaba un acto de campaña en el municipio de Soacha, Cundinamarca.
Galán, nacido en Bucaramanga el 29 de septiembre de 1943, era el gran favorito para ganar las elecciones presidenciales, gracias a un discurso que criticaba fuertemente al narcotráfico, la corrupción estatal y la influencia de las mafias en la política colombiana.
Fue precisamente esto lo que llevó a que el Cartel de Medellín ordenara su muerte. Entre las personas condenadas por el magnicidio están: Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’; el excongresista liberal Alberto Santofimio; y el exdirector del DAS, Miguel Maza Márquez.

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Luis Carlos Galán era el gran favorito de las encuestas para ganar las elecciones presidenciales de 1990 en Colombia.

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El día del magnicidio, Galán fue recibido en Soacha por una multitud. Ya había algunas preocupaciones por su seguridad, pues el candidato presidencial fue objeto de otros atentados por parte del Cartel de Medellín.

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Galán fue asesinado poco antes de comenzar su discurso en un evento público electoral en el municipio de Soacha. Los sicarios le dispararon con una mini-uzi.

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Según los testigos del magnicidio, al comienzo hubo mucha confusión porque estaba oscuro y había mucha gente. Ese día también murió el concejal de Soacha Julio César Peñalosa y Santiago Cuervo, miembro de la escolta de Galán.

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Algunas versiones apuntan a que al sepelio de Galán asistieron cerca de un millón de personas.

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César Gaviria Trujillo recibió las banderas del liberalismo de manos de la familia de Galán y posteriormente fue elegido Presidente para el periodo 1990-1994.

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Galán fue llevado con vida al hospital de Kennedy en Bogotá, donde murió a pesar de los esfuerzos médicos. En la imagen, el sitio donde reposan los restos del líder liberal en el Cementerio Central de Bogotá.

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En esa misma campaña electoral asesinaron a tres candidatos presidenciales. Además de Luis Carlos Galán, perdieron la vida Carlos Pizarro Leongómez (Alianza Democrática M-19) y Bernardo Jaramillo (UP), ambos a principios de 1990.

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La popularidad de Luis Carlos Galán era tan alta que algunos daban por hecho que iba a ganar las elecciones presidenciales. 30 años después, muchos colombianos recuerdan con dolor el día de su asesinato.

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Luis Carlos Galán nació en Bucaramanga, Santander, y estaba casado con Maruja Pachón. Era economista, abogado y periodista. Fue ministro de Educación (1970-1972), senador de la República (1978-1986) y concejal de Oiba.

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Galán se destacó por ser un gran orador y por su capacidad de atraer a las masas. Al mismo tiempo, fue una de las personas más amenazadas del país. Ya se había salvado de un atentado el 4 de agosto de 1989, cuando al parecer lo iban a atacar con un lanzamisiles.

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En el curso de las investigaciones han sido vinculadas 37 personas, de las cuales 25 fueron dejadas en libertad porque no se les comprobó su participación. Algunos de los presuntos responsables están desaparecidos y otros fueron asesinados.

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En enero de 2015, la Fiscalía y la Policía ofrecieron excusas públicas a Alberto Alfredo Júbiz, Manuel Cepeda Quintero y Norberto Hernández Romero, quienes fueron acusados falsamente como los homicidas de Galán a las pocas horas del crimen.

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La familia de Galán ha insistido en que no todos los responsables del crimen han sido condenados. Otras personas que han sido señaladas como perpetradores del atentado son Carlos Castaño Gil, Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha.

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El exdirector del DAS, Miguel Maza Márquez, fue condenado a 30 años de cárcel por los cambios que hubo en el esquema de seguridad de Galán en los días previos al homicidio.

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El exministro Alberto Santofimio, condenado a 24 años como uno de los autores intelectuales del crimen de Galán.

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Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, que reconoció su participación en el homicidio de Galán.

¿Qué pasó?
El 18 de agosto de 1989 (el mismo día que murió Luis Carlos Galán) fue asesinado en Medellín el comandante de la Policía de Antioquia, coronel Valdemar Franklin Quintero.
El alto oficial, nacido en Bucaramanga el 26 de enero de 1941, fue tan solo uno de los más de 500 policías asesinados en el marco del ‘Plan Pistola’ promovido por el Cartel de Medellín.
Según se conoció, la organización criminal ofrecía una ‘recompensa’ por cada policía muerto. Se dice que se pagaba 1 millón de pesos por agente, 2 millones por suboficial u oficial y hasta 5 millones por miembro del Bloque de Búsqueda.
Franklin Quintero se había convertido en una piedra en el zapato para Pablo Escobar, debido a los golpes que le venía asestando. Además, se ganó una fama de incorruptible, en un periodo en el que decenas de uniformados estaban en la nómina de la mafia.

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Valdemar Franklin Quintero fue atacado por sicarios mientras esperaba un semáforo en el occidente de Medellín. Por este hecho fue condenado John Jairo Posada Valencia, alias 'El Tití', quien confesó haber participado en el crimen (fue asesinado en la cárcel).

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Si bien se cree que hay funcionarios del Estado vinculados en el crimen, esto no ha sido probado y no se han hallado más responsables. Se calcula que en esa época unos 1.700 policías fueron retirados de la institución por presuntos vínculos con la mafia.

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Así registró Vanguardia la muerte de Valdemar Franklin. Una de las dificultades con el avance de las investigaciones es que los jueces que han estado a cargo de los casos fueron amenazados. Una de ellas fue asesinada y otra está en el exilio.

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Valdemar Franklin fue víctima de varios ataques, incluyendo un atentado con dinamita en el que murió el Gobernador de Antioquia Antonio Roldán Betancur (foto).

Colprensa El Colombiano / VANGUARDIA
En Medellín se han hecho varios homenajes para conmemorar la muerte de Valdemar Franklin y los centenares de policías y ciudadanos asesinados por el Cartel de Medellín.

Colprensa El Colombiano / VANGUARDIA
Este monumento fue instalado en el Parque El Poblado de Medellín en honor a las víctimas del Cartel de Medellín. La escultura se llama ‘El vacío de los ausentes’, del escultor Cristóbal Gaviria.

¿Qué pasó?
A las 6:43 minutos de la mañana del 2 de septiembre de 1989, un camión cargado con 60 kilos de dinamita explotó junto a la sede del periódico El Espectador en Bogotá.
La detonación no causó víctimas mortales, pero sí dejó 73 personas heridas y serios destrozos en varias edificaciones a la redonda.
El diario capitalino se había vuelto uno de los medios más críticos contra el Cartel de Medellín y esto llevó a que esta organización iniciara una ofensiva criminal que cobró la vida de varios periodistas, incluyendo el director de esta casa editorial, Guillermo Cano Isaza, que fue asesinado en 1986.
No obstante, 1989 fue un año particularmente difícil para El Espectador, pues además de la bomba contra sus instalaciones sufrió la muerte de varios periodistas, entre ellos Héctor Giraldo Gálvez, quien venía siguiendo el caso del homicidio de Cano Isaza.

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El atentado dejó prácticamente destruida la fachada del diario El Espectador en Bogotá.

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Así quedaron los escritorios de la redacción de El Espectador tras el atentado. Por fortuna, no hubo víctimas mortales.

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La bomba fue dejada en una estación de gasolina que en esa época se encontraba cerca de la sede de El Espectador. Fue activada a control remoto.

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El atentado no dejó víctimas mortales, pero sí más de 70 personas heridas y serios destrozos en varias edificaciones a la redonda.

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El día de la bomba fue un sábado y gran parte de la edición dominical ya se había escrito y trabajado, por lo que en el edificio no había muchas personas. Aún así, hubo cuantiosos daños materiales.

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
La onda expansiva afectó diferentes zonas de la sede de El Espectador. Un atentado similar se dio semanas después en Bucaramanga contra Vanguardia Liberal.

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
El periódico circuló al día siguiente con el titular “Seguimos adelante” y no declinó en sus informaciones contra Pablo Escobar y sus socios.

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Según la Sociedad Interamericana de Prensa, durante 1989 se produjo un bloqueo de la circulación del periódico en Medellín. Posteriormente, en esa misma ciudad fueron asesinados la gerente, el jefe de publicidad y el jefe de circulación. Todos estos crímenes siguen impunes.

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
Hubo constantes amenazas contra los periodistas y anunciadores, mientras que grupos paramilitares “declararon a El Espectador objetivo militar, amenazaron de muerte a sus suscriptores, agentes y voceadores”.

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
Se calcula que a finales de los años 80 fueron asesinados siete empleados o periodistas de El Espectador por parte del Cartel de Medellín, incluyendo Héctor Giraldo Gálvez (29 de marzo de 1989) y Guillermo Cano Isaza (foto), exdirector del periódico (17 de diciembre de 1986).

¿Qué pasó?
El periodista de Inravisión Jorge Enrique Pulido fue baleado por dos sicarios cuando conducía su automóvil por las calles del centro de Bogotá.
Se había vuelto una de las voces más críticas contra el narcotráfico y en especial el Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar Gaviria.
Debido a esto, 10 días después de publicar el especial ‘Galán Vive’, su programadora (Jorge Enrique Pulido TV) fue víctima de un atentado (9 de octubre). En este especial, Pulido recordó al líder liberal tras su magnicidio ocurrido en Soacha.
La muerte del periodista se produjo diez días después del atentado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica San Pedro Claver.
Entre 1986 y 1990 fueron asesinados 34 periodistas en Colombia, 14 de ellos sólo en 1989. Entre los más reconocidos están Guillermo Cano Isaza (1986), Héctor Abad Gómez (1987, padre de Héctor Abad Faciolince), Héctor Giraldo Gálvez (1989) y Silvia Duzán (1990, hermana de la periodista María Jimena Duzán).

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
Jorge Enrique Pulido fue uno de los periodistas más destacados de los años 80. Creó programas informativos como Canal Abierto, Las Investigadoras y el Noticiero Mundo Visión.

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
Meses después de la muerte de Pulido, su programadora y el noticiero Mundo Visión salieron del aire. María Ximena Godoy (presentadora) estaba con él en el atentado y resultó herida en una pierna.

Archivo El espectador / VANGUARDIA
Hector Giraldo Gálvez, columnista y abogado de El Espectador, asesinado el 29 de marzo de 1989.

Archivo Vidas Silenciadas / VANGUARDIA
Luis Daniel Vera López, periodista Vanguardia Liberal, asesinado el 22 de abril de 1989.

Archivo Vidas Silenciadas / VANGUARDIA
Adolfo Pérez Arosemena, jefe de prensa Cruz Roja, asesinado el 21 de mayo de 1989.

Archivo Vidas Silenciadas / VANGUARDIA
Carlos Enrique Morales Hernández, subdirector periódico Radar Colombiano, asesinado el 21 de mayo de 1989.

Archivo Flip / VANGUARDIA
Martha Luz López López, administradora de el diario El Espectador, asesinada el 10 de octubre de 1989.

Archivo El Espectador / VANGUARDIA
Miguel Arturo Soler Leal, jefe de circulación de El Espectador, asesinado el 10 de octubre de 1989.

Archivo Vidas Silenciadas / VANGUARDIA
Diego Vargas Escobar, periodista RCN Radio Medellín, asesinado el 17 de octubre de 1989.

¿Qué pasó?
La violencia permeó todos los niveles de la sociedad, incluso el fútbol colombiano, que durante muchos años vio cómo algunos de los más importantes clubes del país contaron con capos del narcotráfico entre sus socios.
Esto quedó en evidencia el 15 de noviembre de 1989, cuando el árbitro Álvaro Ortega (32 años) fue asesinado de seis impactos de bala. Este crimen llevó a que dos días después la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor suspendieran el torneo colombiano. Fue el único año que no hubo campeón.
Ortega, destacado por sus amigos como un hombre recto que nunca se dejó comprar, venía de oficiar como juez principal en el partido de fútbol entre Medellín y América. Fue interceptado cerca del Hotel Nutibara de la capital antioqueña en compañía de su colega Jesús Díaz, quien accedió a hablar con Vanguardia para contar su historia.

¿Qué pasó?
El 27 de noviembre de 1989, a las 7:19 de la mañana, un avión Boeing 727 de la empresa Avianca explotó en el aire en jurisdicción del municipio de Soacha (Cundinamarca), dejando un saldo de 107 personas muertas.
Inicialmente todo apuntaba a que se había tratado de un accidente o de una falla técnica, pero con el paso del tiempo se comprobó que fue un ataque intencional, perpetrado por el Cartel de Medellín.
Se dice que en ese avión iba a viajar el entonces candidato presidencial César Gaviria Trujillo (que después ganó en las elecciones) y se especula que él pudo haber sido uno de los blancos del atentado.

Archivo Colprensa / VANGUARDIA
El vuelo 203 de Avianca cubría la ruta Bogotá - Cali, cuando estalló el artefacto explosivo a las 7:19 de la mañana del 27 de noviembre de 1989.

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Los restos del avión cayeron en la Hacienda Canoas, municipio de Soacha, Cundinamarca. Además de las 107 víctimas que venían en la aeronave, también hay tres personas que estaban en tierra que también fallecieron.

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La explosión se dio cinco minutos después del despegue del avión en el aeropuerto internacional El Dorado, con la aeronave llena de combustible. Esto causó una segunda explosión.

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Según la investigación realizada por los expertos, la bomba fue puesta cerca del asiento 14F. En 2016, un reporte de El Espectador puso en duda el atentado, por los cuestionamientos que había sobre uno de los peritos del FBI, y planteó la posibilidad de que fuera un accidente. Esto fue rechazado por los familiares.

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Los familiares de las víctimas le han reclamado al Estado por las fallas que hubo para garantizarles su seguridad a los pasajeros. Los autores de la bomba lograron burlar los controles de las autoridades e introducir el artefacto explosivo dentro del avión.

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Como responsables del atentado son señalados, entre otros, Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha. Además, Dandeny Muñoz, alias ‘La Quica’, fue condenado a diez cadenas perpetuas en los Estados Unidos por estos hechos.

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La tripulación estaba integrada por el capitán José Ignacio Ossa Aristizábal, el primer oficial Fernando Pizarro y el ingeniero de vuelo Jairo Castiblanco. Los auxiliares de vuelo fueron Germán Pereira, Astrid Gómez y Rita Galvis.

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Imagen de un acto de conmemoración realizado en el aniversario 20 del atentado, donde familiares de las víctimas asistieron a una eucaristía en la Catedral Primada de Colombia.

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También se han hecho actos simbólicos, como este realizado en 2013, cuando se sembraron 107 árboles, uno por cada víctima, en la Hacienda Canoas, sitio del siniestro.

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Federico Arellano, familiar de Gerardo Arellano Becerra, quien falleció en el atentado al avión de Avianca en 1989. Él se ha convertido en una de las voces más activas entre las víctimas del narcoterrorismo en Colombia.

¿Qué pasó?
A las 7:33 de la mañana del 6 de diciembre de 1989, un bus cargado con al menos 500 kilos de dinamita explotó junto al costado oriental de la sede del DAS en Bogotá, sector de Paloquemao.
El hecho causó la muerte de 63 personas y dejó al menos 600 entre heridos, lesionados y mutilados, siendo este uno de los atentados más violentos de los que se tiene memoria en el país.
El ataque fue perpetrado por el Cartel de Medellín en medio de la confrontación que inició Pablo Escobar Gaviria contra el Estado colombiano a finales de los años 80.

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Fue tal la violencia del atentado terrorista contra el DAS, que causó destrozos en tres kilómetros a la redonda.

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El atentado se dio en el sector de Paloquemao y prácticamente destrozó toda la fachada del edificio del DAS. Muchas oficinas y predios aledaños quedaron sin muros por el impacto de la onda expansiva.

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Además de las 63 víctimas fatales y los cerca de 600 heridos, hubo un reporte de daños en una docena de bancos, 300 establecimientos comerciales y más de 200 oficinas de juzgados del sector de Paloquemao.

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Así quedó el edificio de 11 pisos del DAS, luego del atentado del 6 de diciembre de 1989.

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Si bien fue un ataque dirigido contra el DAS y el Estado, al final los más afectados fueron los civiles, entre residentes y comerciantes, que se encontraban en ese entonces en el sector de Paloquemao.

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Guillermo Alfonso Gómez Hincapié, Eduardo Tribín Cárdenas y Pablo Escobar Gaviria son solo algunas de las personas vinculadas de participar en el atentado contra la sede del DAS.

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El edificio tardó en ser reconstruido casi un año y continuó siendo la sede del DAS hasta 2012, cuando la institución fue cerrada en medio de los escándalos por las chuzadas.

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Algunas versiones apuntaron en su momento a que el atentado iba dirigido contra el entonces director del DAS, coronel (r) Miguel Maza Márquez, quien ya había sido víctima de un intento de homicidio en mayo de 1989 en el barrio Chapinero.

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Miguel Maza Márquez sobrevivió al atentado gracias a que su oficina estaba blindada. El exfuncionario calificó el ataque como una ‘minibomba atómica’.

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El entonces director del DAS, coronel (r) Miguel Maza Márquez, fue condenado en 2016 a 30 años de cárcel en el marco de la investigación por la muerte de Luis Carlos Galán.

¿Qué pasó?
El que es considerado uno de los años más violentos de las últimas décadas terminó con uno de los principales golpes contra el Cartel de Medellín, la muerte de José Gonzalo Rodríguez Gacha.
También conocido con el alias de ‘El Mexicano’, Rodríguez Gacha es recordado por ser uno de los capos más violentos de la organización que lideraba Pablo Escobar. Para algunos era el ‘Jefe Militar’ y por ello su muerte fue tan importante en la lucha contra el narcotráfico.
El hecho ocurrió el 15 de diciembre de 1989, en Tolú, Sucre. Horas antes, su hijo Fredy había sido detenido por una infracción menor y la Policía lo liberó con la esperanza de que los guiara hasta el paradero de su padre.
El joven fue seguido por las autoridades hasta una propiedad en la playa en Tolú, donde fueron dados de baja 15 guardaespaldas de Rodríguez Gacha. El capo inicialmente logró huir en una camioneta Chevy, pero luego fue interceptado en una parada y murió de un disparo en la cabeza.

Archivo / VANGUARDIA
Registro noticioso de la muerte de Gonzalo Rodríguez Gacha.

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Meses antes de la muerte de Rodríguez Gacha, el Cartel de Medellín protagonizó algunos de los hechos más violentos del año: el asesinato de Luis Carlos Galán y las bombas contra la sede del DAS, un avión de Avianca y los diarios El Espectador y Vanguardia Liberal.

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Gonzalo Rodríguez Gacha fue uno de los hombres más buscados del país y uno de los principales capos del Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar.

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Más de 130 bienes de Gonzalo Rodríguez Gacha han pasado a manos del Estado en procesos de extinción de dominio. Uno de los hechos más recordados del capo es su relación con el club de fútbol Millonarios.

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Así registró El Tiempo la muerte de Rodríguez Gacha, de quien se cree jugó un papel predominante en el surgimiento de los paramilitares en el Magdalena Medio y en el exterminio de la UP.
“No era una guerra contra las drogas, sino contra grupos que se estaban volviendo más poderosos que el Estado”.
César Gaviria Trujillo, en el libro 1989 de María Elvira Samper.