Huesos de un dolor que no ha muerto

La UBPD Santander desarrolla la tercera fase de intervención del Cementerio de Campo Hermoso exhumando recuerdos dolorosos de la “Operación Berlín”. Así cubrimos ese capítulo de guerra.

Solo huesos secos, alineados por sus tamaños y formas. En ellos se resume la existencia. Restos, trozos de seres que extraviaron su energía vital en el fragor de una guerra indolente, alimentada por el odio de los ideales que ha golpeado el alma de Colombia desde siempre.

Pedazos de lo que fue un esqueleto perfecto, pletórico, sostenido por el aliento de eso que llaman vida plena, pétalos de una adolescencia arrebatada dispersos en dos mesas.

Ahí estaban, exterminados, hechos trizas por el trayecto de un proyectil que cruzó las ondas del sonido para hacerle añicos el cráneo antes de que siquiera pudiera conocer la cédula. Esqueleto marcado por el final doloroso de uno de tantos adolescentes muertos antes de comenzar siquiera a vivir, alienado u obligado por la insurrección.

Ahí mismo, entrelazados, pero casi intactas, permanecían las ligas que quizá se habían colocado en las muñecas, o tal vez les ajustaron para empaquetar sus cadáveres en bolsas que llegarían hasta el campo santo donde hoy, 24 años después, desentierran los recuerdos de la fragorosa Operación Berlín. La más cruenta batalla de las dos últimas décadas escenificada en entre frailejones, cebollas y aguas cristalinas del bello páramo que le da de beber a Bucaramanga.

Allá, en el cementerio municipal del barrio Campo Hermoso, estaban concentradas frente a una mesa, una antropóloga, un criminalista experto en exhumaciones y un topógrafo quien literalmente hace la georeferenciación de quienes han almacenado por décadas los datos de la cripta donde pudieran estar lo que quedaba de aquellas humanidades.

Y claro, dos personas del cementerio central de la capital de Santander, donde ahora escarban en búsqueda de decenas de menores que recorrieron a pie el país, de sur a norte, desde el Caquetá hasta el Nororiente, cargando además con la vergüenza de los fusiles que las Farc recibieron de una tramoya de corruptos peruanos, convertida en AK-47 para alimentar nuestra desgracia.

Aquellas armas llegaron a Colombia por un acto de corrupción que sacudió a los Incas y que luego se supo dejaron caer en paracaídas donde la columna Arturo Ruiz estaba lista, a la espera de esa provisión para emprender una marcha de casi mil kilómetros hacia Arboledas, Norte de Santander, donde debían crear una escuela de formación guerrillera.

Operación Berlín: Los vieron cruzar; y los esperaron

Como la leyenda de Mambrú que fue a la guerra, la caminata de por lo menos tres centenas de alzados en armas no pasó desapercibida, menos cuando la referencia de la zona del Caguán estaba aún reciente en la mente de los estrategas militares.

Habrían salido desde más abajo, según dibujaron a mano alzada, con mapas básicos de ubicación, quienes sobrevivieron al infierno en que se convirtió el páramo entre noviembre de 2000 y enero de 2001.

Los dibujos muestran que muchos de aquellos muchachitos que no pasaban de los 17 años, incluso habían subido desde el lejano Amazonas; algunos desde Putumayo.

La fecha de partida no es exacta, pero el avistamiento y el inicio de la estrategia para contenerlos sí estaba trazada quizá un mes antes de que hicieran el recorrido.

En las instalaciones de la Quinta Brigada del Ejército, el General Martín Orlando Carreño Sandoval tenía graficado cómo interceptarían a los rebeldes que, se presume, venían en cabeza de alias “Rogelio”.

El experimentado rebelde generó suspicacias entre los militares sobre qué argucias realizarían, como intentarían atravesar por Santander incólumes. También sabían los militares que muchos de aquellos alzados en armas, eran inexpertos, pero veían bien armados. ‘Al fin y al cabo, adversarios de combate’. Para los del otro lado, en los nichos de donde los extrajeron, solo eran niños. Difícil forma de verse inmersos en la guerra, real, dolorosa.

Hugo Alberto Carvajal Aguilar, alias “El Nene”

Las Fuerzas Militares tenían claro que debían bloquear la posibilidad de que llegaran a su destino y en esta zona, la reciente baja de Hugo Alberto Carvajal Aguilar, alias “El Nene”, terror del Ejército Popular de Liberación, otro cabecilla que sumió al departamento en las sombras del horror mantenía aceitado y en alertas a los contraguerrillas. Sólo que el volumen del frente los llevó a prever cualquier posibilidad de error.

Entonces el llamado al frente de batalla llegó para el Batallón de Contraguerrillas Los Guanes, Quinta Brigada; Luciano D’El Huyar, San Vicente de Chucurí; Brigada VIII, Arauca; Batallón Santander, Ocaña; García Rovira, Pamplona, Norte de Santander; Batallón Galán, Socorro y hasta la temida FUDRA (Fuerza de Despliegue Rápido) liderada por el General Carlos Alberto Fracica Naranjo, que en esos momentos se mantenía en combares precisamente al sur de Colombia.

Más arriba, en la cadena de mando, el General Jorge Mora Rangel, comandante de las Fuerzas Militares, coordinaba con su paisano el General Carreño, el desarrollo y apoyo aéreo contra la avanzada que ya casi llegaba, entrando por Boyacá.

Caía noviembre de 2000, había un frenesí total en la Quinta Brigada. Los organismos de inteligencia estaban en alerta máxima. El 19, los vieron pasar por Chiscas, Santander.

La vigilancia aérea se intensificó, hasta que el nerviosismo de los rebeldes en tierra llevó a uno de aquellos novatos a disparar contra un helicóptero.

Siete días después comenzó a escribirse esta historia:

“¡General, el avión plataforma captó una fotografía en la que se ven unos veinticuatro muertos más. Con suerte llegaremos mañana temprano, pero hay que andar con cuidado, eso está caliente allá arriba...!

“La tropa tiene ya contados, once cadáveres. Nueve hombres y dos mujeres..., pero sigue el choque”. Ya habían transcurrido más de 9 horas de combate...

Siguen ‘ligados’ a
la vida... aún

Poco a poco han aparecido detalles que indican que en el cementerio del barrio Campo Hermoso de Bucaramanga, sí hay combatientes sepultados. La operación marcha lenta...

Leer artículo

‘Los muertos del Cementerio Campo Hermoso me hablan...’

Cuarto día de excavaciones en el cementerio de Campo Hermoso en búsqueda de los muertos de la Operación Berlín. Hasta la percepción sensorial ha servido para ubicar algunos restos.

Leer artículo

¿A dónde van los desaparecidos en Santander?

La filosofía de la unidad está cimentada en una frase: “hacemos lo que tengamos que hacer, derrumbamos las barreras que tengamos que derrumbar, vamos a donde tengamos que ir por buscar a los desaparecidos”.

Leer artículo

“Necesitaríamos 300 años para hallarlos”: directora de la UBPD

El trabajo de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas concreta el acuerdo de paz, resuelve algo irresuelto. Las exhumaciones que realiza en Santander hacen parte de esa necesidad de hallar paz.

Leer artículo