Juan Carlos Reyes: “Cada acción, por pequeña que sea, es un regalo para el futuro de Santander”
La Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) conmemora seis décadas de historia como guardiana del ambiente en Santander. En este aniversario, su director general, Juan Carlos Reyes, hace un balance de los logros alcanzados y de los retos que siguen marcando el rumbo de la entidad.
En entrevista con Vanguardia, Juan Carlos Reyes habla sobre los avances técnicos, las obras de mitigación de riesgos, la recuperación de fauna silvestre, la educación ambiental y los desafíos frente al cambio climático y la gestión del territorio.
La CDMB nació en 1965 con un objetivo muy puntual. ¿Cuál fue su razón de ser en esos primeros años?
La Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) cumple 60 años, un hito del que se siente muy orgullosa. La entidad fue creada inicialmente para contener el problema de la erosión, conocido como el "cáncer de la tierra", que afectaba la escarpa de los cerros occidentales donde se ubican barrios como La Joya y Campohermoso. La conformación del terreno y las aguas residuales depositadas por los ciudadanos generaban un debilitamiento constante del territorio, lo que agudizaba el riesgo para la población de la parte baja de la ciudad.
A lo largo de su historia, la CDMB ha realizado importantes inversiones en estudios y obras civiles a lo largo de aproximadamente 57 kilómetros de la meseta. Aunque la problemática no se ha curado completamente, con alrededor de 7 u 8 kilómetros intervenidos, estas contenciones han sido vitales. De no haberse realizado estas obras, se habrían perdido partes significativas del terreno y el problema de erosión afectaría gravemente a sectores más céntricos, pero lo más crucial es que estas obras salvan vidas.
¿Usted en su época de universitario soñó con dirigir una entidad tan importante?
En la etapa de preparación, cuando uno es joven, vive de ilusiones y disfruta de una etapa académica irrepetible. Uno debe vivir todas esas etapas. La verdad, no me imaginaba llegar al sector público y menos a dirigir una empresa tan grandiosa, maravillosa y con tanta responsabilidad. Es una bendición de Dios. Me siento muy orgulloso de la oportunidad y de los logros alcanzados durante esta administración.
Usted asumió la dirección en 2020, en plena pandemia. ¿Cómo fue ese reto?
Fue bastante complicado. Mi elección fue en octubre de 2019 y empecé a trabajar como director el primero de enero de 2020. Cuando en marzo arrancó la pandemia, la CDMB estaba posicionada en el puesto 28 a nivel nacional. Hoy estamos en el podio, en tercer lugar. El cumplimiento de las acciones estaba por debajo del 50%; hoy estamos cerca del 94%. Hemos crecido exponencialmente cada año con trabajo en equipo, coordinado, hecho con cariño y amor. Fue un tema muy difícil, pero organizamos la entidad y seguimos con el cuidado de los recursos naturales.
¿Cuáles considera los mayores logros de su gestión?
Resaltaría varios. Primero, el fortalecimiento técnico de la CDMB, con un equipo de ingenieros, biólogos y profesionales de las ciencias ambientales que hoy es referente nacional. Segundo, la consolidación de los negocios verdes: pasamos de 60 a más de 150 iniciativas que generan empleo, desarrollo económico y sostenibilidad. También destaco el trabajo en fauna silvestre: en estos años hemos recibido y tratado a más de 9.000 animales víctimas de tráfico, maltrato o accidentes, muchos de los cuales fueron recuperados y devueltos a su hábitat natural.
Usted es médico veterinario. ¿Cómo influye esa formación en su labor al frente de la CDMB?
Me ha dado una sensibilidad especial hacia la fauna y la biodiversidad. Entiendo que no podemos domesticar lo silvestre, que debemos respetar los ecosistemas y aprender a convivir con ellos. Esa visión me ha permitido impulsar programas de educación ambiental enfocados en la relación entre el hombre y la naturaleza, donde el respeto y la conciencia son fundamentales.
También se habla mucho de educación ambiental. ¿Qué se está haciendo en este campo?
Hemos fortalecido las campañas de educación ambiental en colegios, comunidades y medios de comunicación. La educación es la base de todo: si cada ciudadano asume un cambio de hábito —no botar basura, separar residuos, reducir el consumo de agua y energía—, el impacto colectivo es enorme. No se trata solo de grandes proyectos, sino de pequeñas acciones cotidianas que multiplicadas generan transformaciones profundas.
¿Cómo ha sido el proceso de controlar la minería ilegal?
Mientras nosotros trabajamos en contener la erosión, otras personas de manera irresponsable están socavando, poniendo en riesgo a la ciudadanía y su propia vida. Actuamos de manera colaborativa con el Ejército, la Policía y la Alcaldía. Se han hecho capturas, pero persiste el problema. La responsabilidad no es solo del Estado; es de cada uno de nosotros. Debemos ser inteligentes y entender que, si lastimamos la naturaleza, nosotros mismos nos veremos afectados.
Uno de los proyectos más esperados es el de la planta de tratamiento de aguas residuales de Río de Oro. ¿Qué avances hay?
Es un proyecto crucial, no solo como obra civil, sino como una gran obra ambiental. La planta ya cuenta con licencia ambiental otorgada por la ANLA y está en proceso de aprobación técnica por parte del Ministerio de Vivienda. Ahora necesitamos el concurso de todos: de los alcaldes del área metropolitana, de los congresistas y de los líderes políticos que deben jalonar los recursos y comprometerse con esta iniciativa. Esta es la oportunidad de dejar una obra histórica para Bucaramanga y para Santander, que marcará un antes y un después en la calidad de vida de sus habitantes.
¿Qué mensaje deja a la comunidad en este aniversario de la CDMB?
Que la defensa del ambiente no depende únicamente de las autoridades. Es un compromiso colectivo. El llamado desde estos 60 años es a la conciencia ambiental: no botar basura a la calle, no capturar animales silvestres, ahorrar agua y energía. Queremos que la comunidad quiera y reconozca a esta entidad, orgullosamente santandereana, que cuida de los recursos de todos. Nuestra invitación es a trabajar juntos para que los próximos 60 años sean aún más fructíferos en resultados y en conciencia ambiental.