En el quinquenio 2013 a 2017, en Santander se registraron 1.746 atenciones por enfermedades obstructivas crónicas de las vías respiratorias inferiores y 65.829 atenciones por cáncer de pulmón.
De acuerdo con información entregada por el Ministerio de Salud, en Colombia diariamente mueren 88 personas como consecuencia del consumo de cigarrillo.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, señala que anualmente 8 millones de personas fallecen por la misma causa, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son personas expuestas al humo ajeno.
Según el médico internista y neumólogo Javier Enrique Fajardo, jefe de la Unidad de Neumología del Hospital Universitario de Santander, HUS, el cigarrillo tiene entre 3 mil a 6 mil sustancias tóxicas, de las cuales a 69 se le han atribuido efectos nocivos sobre el organismo.
“La gente piensa que el cigarrillo solamente afecta el pulmón pero el daño cardiovascular que puede ocasionar es severo. Acelera la arteriosclerosis, causa estrés oxidativo en los diferentes tejidos y vasos sanguíneos, ocasiona disfunción orgánica. Adicionalmente eleva el riesgo de cáncer, que no solamente es en el pulmón, puede generar cáncer de labio, nariz, tráquea. El daño es a todo nivel”, explicó Fajardo.
Un hábito que mata
Fabián Peñaranda es un joven de 20 años. El cigarrillo llegó a su vida cuando tenía 15, según él como un experimento personal.
“Ya había vivido la típica historia del amigo que le ofrece cigarrillo a otro, y que termina aceptando por quedar bien. Sin embargo, en ese momento no acepté. El cigarrillo llegó a mi vida por curiosidad, estando solo quise probarlo y no me pareció tan malo”, recuerda Fabián.
Desde ese momento, asegura empezó a fumar de manera esporádica, diez cigarrillos en la semana. Hoy, el tabaco es parte esencial de su día a día.
“En este momento me estoy fumando cerca de 20 cigarrillos al día, aunque la cifra varía dependiendo de la situación. Hay veces que fumo un poco más. Lo hago por ansiedad, es una necesidad de mantener las manos y la boca ocupadas”, dice.
Para el Jefe de la Unidad de Neumología del HUS, ningún fumador quiso ser fumador.
“Generalmente cuando una persona quiere ser incluida en la sociedad trata de buscar patrones de conducta para ser aceptado, asume decisiones que pueden ser buenas o malas y es en ese intento de inclusión que se termina vinculado a un hábito nefasto, que ocasiona dependencia y que en muchas ocasiones es difícil de dejar”, señala el internista.
Fabián sufre complicaciones respiratorias desde su infancia. Además ha tenido dos cuadros de neumonía, su peso es muy bajo y es consciente de que está propenso a adquirir otras enfermedades. No obstante, no logra desprenderse del vicio.
“He intentado dejar de fumar varias veces y no lo he logrado. Lo máximo que he estado sin fumar ha sido una semana. A veces, ser fumador es incómodo por los comentarios de las personas, pero como el vicio es más grande, terminas por no hacerles caso. En este momento siento que estoy absolutamente dominado por la nicotina. Soy muy consciente de sus efectos negativos, pero cuando fumo no estoy pensando en que puedo llegar a tener cáncer”, señala.
Según la OMS, el consumo de tabaco y la exposición al humo de cigarrillo ajeno afecta la salud pulmonar y constituye una de las causas de cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias crónicas, asma, neumonía, bronquitis y en general infecciones de las vías respiratorias inferiores (tráquea, pulmón y bronquios); sin mencionar los efectos en la contaminación del aire.
Cifras del Ministerio de Salud y Protección Social señalan que en Colombia la prevalencia del consumo de cigarrillo en personas de 18 a 69 años es del 12,8% (19,5% en hombres y 7,4% en mujeres), mientras que en Santander llega al 9%.
Santander en riesgo
Un informe del Observatorio de Salud Pública de Santander muestra que durante el quinquenio 2013 a 2017, se registraron 1.746 atenciones por enfermedades obstructivas crónicas de las vías respiratorias inferiores (EPOC y similares) y 65.829 atenciones por cáncer de pulmón; es decir, un poco más de 13.500 atenciones por año relacionadas con estas patologías.
De acuerdo con Juan Carlos Uribe, epidemiólogo del Observatorio de Salud Pública de Santander, “las mujeres registran un poco más de atenciones que los hombres en cuanto a las enfermedades obstructivas crónicas de las vías respiratorias inferiores (53,6%), mientras que, en cáncer de pulmón, los hombres registran más atenciones por estos eventos (51,7%)”.
Frente a la mortalidad, se estima que en el mismo quinquenio analizado, en el departamento se registraron un total de 2.790 muertes por enfermedades obstructivas crónicas de las vías respiratorias inferiores, 27,1 casos por cada cien habitantes, correspondiendo a los hombres 1.423 muertes (27,9 casos por cada cien mil habitantes) y a las mujeres 1.367 muertes (26,2 casos por cada cien mil habitantes).
En el caso del cáncer de pulmón, entre 2013 y 2017, se produjeron 904 muertes en Santander, 8,8 casos por cada cien mil habitantes.
La mayor mortalidad se registró en hombres con 544 casos. En el caso de las mujeres se registraron 360 casos.