Atentados contra miembros de la fuerza pública, extorsiones, secuestros, robo a mano armada, fleteo y la disputa territorial por bandas dedicadas al narcotráfico y la minería ilegal, son, entre otras, las formas de violencia a las que se tienen que enfrentar los colombianos, sin contar el conflicto armado que se vive con el Eln.
De acuerdo con David Murillo, docente de la Universidad Libre, somos una sociedad violenta que necesita tener claro que padece de violencia, “no en vano se ha sufrido un conflicto de más de seis décadas”.
Por su parte, Hugo Guerrero, docente investigador de la Universidad de La Salle, considera que todas las formas de violencia mencionadas anteriormente no son nuevas, sino que son estructurales al desarrollo de Colombia, “lo que pasa es que durante 60 años estábamos enfocados en que la fuente de la violencia y del conflicto era el clásico conflicto armado, y si de algo ha servido la firma del acuerdo de paz es para que emerja una serie de situaciones que se mantenían estructurales en una sociedad, pero que por la discursividad en torno a la guerra entre el Estado y los actores armados no se habían activado las alertas en ese tipo de manifestaciones de violencia que se mantenían ocultas”.
El más reciente informe presentado por la Cruz Roja Internacional señala que “no se puede hablar de un posconflicto, pues se tienen al menos cinco focos de enfrentamientos, en cuatro de ellos con el Estado. Entre los grupos subversivos que hacen parte de este panorama, se destaca el Eln, el Epl, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y disidencias de las Farc, que no se acogieron al proceso de paz”.
Con este panorama, David Peña, docente de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, considera que el tema de la violencia es muy complejo y desde diferentes formas y matices se ha venido dando y evolucionando en el tiempo, pero lamentablemente el país no ha querido transitar a métodos de convivencia de paz y en esa tarea el Gobierno tiene muchas situaciones que enfrentar y alternativas que tiene que propiciar a través del marco constitucional y legal.
De igual manera, asegura el docente de la Unab que “la violencia no es solamente la que genera el conflicto armado interno sino la común y corriente como la delincuencia a través del narcotráfico, el tema ilegal de armas, tráfico de fauna, flora y otras clases de delitos como la extorsión, el secuestro, atraco, violencia callejera e incluso al interior de las familias… es una gran cantidad de situaciones que complejizan el problema, entonces, cada uno tendría un componente que atender por parte del Estado, a través de sus políticas públicas”.
Transición a la paz
En 2016 se firmó la paz con las Farc y se pensaba que con ello la situación de violencia mejoraría en el país. ¿Qué pasó? De acuerdo con el docente de la Unab, puede haber muchas fallas en el sentido de falta de rapidez de las políticas que iban a implementar y todavía están tratando de implementarlas para atender a las personas que se reintegraban a la sociedad y, preparar a la sociedad misma con el tema de la reconciliación, porque son personas que llevan años en el conflicto armado.
Además, “la memoria histórica de los colombianos es a corto plazo, en el sentido de que cuando el proceso de las Autodefensas y más atrás con el M-19, esos procesos siempre han traído esa consecuencia, por tanto, en la historia comparada hay siempre un reciclaje de estas personas que por muchos años solamente han tenido, digamos, la oportunidad de estar de manera ilegal con armas, con la extorsión, entonces volver a ingresar no es fácil y también hay falta del acompañamiento de la sociedad que se vuelve muchas veces crítica”.
En este mismo sentido, para Murillo “fallaron muchas cosas, como por ejemplo, que las personas no eran conscientes de lo importante que era la paz para el desarrollo económico; falló que políticamente una pequeña mayoría votó por un proyecto político que tenía como objeto no implementar el Acuerdo de Paz y también falló que precisamente al interior del acuerdo se tenía claro que para dejar la violencia en Colombia había que hacer inversiones en el campo e inversión social”.
Asimismo, “lo que ha pasado es que no se hizo un adecuado proceso de pos-acuerdo en donde se garantizaran los compromisos que hizo el Estado respecto de quienes se desmovilizaban con los grupos al margen de la ley; entonces, estas personas, al ver que no encontraron una respuesta que les permitiera compensar el paso de la ilegalidad a la vida civil, decidieron retornar a formas de ilegalidad que ellos ya conocían y que de una u otra manera les daba réditos económicos y sociales”, precisa el docente investigador de la Universidad de La Salle.
Finalmente, Carlos Alfonso Velázquez, coronel retirado del Ejército y docente en la Universidad de La Sabana, dice que uno de los factores que puede incidir en las distintas formas de violencia que vive el país, es que en el establecimiento político hay un sector que tiene mucha audienciay que nunca ha demostrado que la paz era importante para el país sino todo lo contrario, que fue un grave error que fue una manera de echar para atrás. Entonces, ese sector político, que tanto tiene audiencia, ha incidido para que a nivel de las regiones de todo el país los violentos digan que este Estado no merece que nosotros dejemos de hacer lo que estamos haciendo”.