Europa está que arde, movimientos radicales incitan el antisemitismo

Desde París a Varsovia, desde Madrid hasta Berlín, el antisemitismo está repuntando en el Viejo Continente, ante la tentación de formas autoritarias de gobierno y partidos políticos profundamente ultranacionalistas y populistas.

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Aunque el antisemitismo sigue latente en Europa como una huella indeleble de la Alemania nazi, el fenómeno ha cobrado una nueva dimensión con partidos políticos capaces de canalizar electoralmente ese viejo y arraigado odio hacia los judíos.
El proyecto ultraderechista de Marine Le Pen, en Francia; el oficialismo del partido Fidesz en Hungría, el nacionalismo del Alternativa para Alemania (AfD), el gobierno ultranacionalista polaco o el neonazi Amanecer Dorado en Grecia son sólo algunos ejemplos. Movimientos de ultraderecha europeos arremeten contra los judíos.
Pero también está la izquierda radical, que ha asociado a los judíos con el fracaso del capitalismo y con las actuaciones del Estado de Israel.
Es precisamente, el malestar que han expresado los radicales del movimiento social de los “chalecos amarillos” en Francia.
Pese a las enormes diferencias ideológicas entre la ultraderecha y la izquierda radical, un elemento común los une: el antisemitismo.
El aumento del antisemitismo en Europa es innegable, confirma Julián Schvindlerman, analista político internacional, al referirse a que Francia, Alemania y otros países han visto crecer los índices interanuales de actos antisemitas de manera apreciable.
Lo anterior, agrega el profesor universitario de Política Mundial, se explica fundamentalmente por dos factores: el ascenso de la ultraderecha en el continente y, la radicalización de las comunidades musulmanas inmigrantes.
“Los judíos de Europa se encuentran así agredidos desde dos espacios muy diferenciados ideológicamente y sociológicamente, pero que tienen al odio a los judíos como un factor común”, subraya Schvindlerman.
Llama la atención en que la ultraderecha contiene elementos, curiosamente, proisraelíes y antijudíos, “pues ven a Israel como un baluarte en la lucha contra el islamismo, pero a la vez muchos partidarios son antisemitas”.
El analista argentino, ilustra en ese sentido que el caso más sobresaliente es el de AFD que acaba de promover mociones favorables a Israel en el Parlamento alemán (definir a Hezbolá como grupo terrorista, prohibir el BDS) mientras que algunos de sus líderes han minimizado el Holocausto.
Francia, como anfitrión de las comunidades musulmanas y judías más grandes de Europa (cerca de 700 mil personas), ha visto en su suelo atentados islamistas y agresiones antijudías muy fuertes, lamenta el experto.

Discurso de odio
Angelo Flórez, internacionalista y profesor de la Universidad de Santo Tomás, hace eco de esta afirmación, advirtiendo un incremento de ataques antisemitas en países europeos.
“El tema está de moda por Alemania, porque aunque las actitudes de los alemanes no son particularmente antisemitas, como Hungría y países de Europa del Este, sí es preocupante por el historial” del país germano, destaca.
En concreto, considera que esta corriente tiene que ver con el repunte de la extrema derecha y la normalización del discurso de odio de la extrema derecha.
Sin embargo, Flórez hace varias precisiones al respecto. En primer lugar, aclara que no todo lo que se conoce como extrema derecha es antisemita, citando al presidente brasileño Jair Bolsonaro, a quien califica como proisraelí a rabiar, así como otros grupos de extrema derecha que apoyan a Israel.
Igualmente, hace mención de un antisemitismo de extrema izquierda, que odia a los judíos por la actuación del Estado de Israel, “porque consideran que se comporta mal por un tema étnico y nacional”.
Y como tercer punto se refiere a la ciudadanía que sigue noticias falsas con teorías conspirativas, aludiendo a los Protocolos de los Sabios de Sion, que hacen ver a los judíos como agentes del capitalismo y el cambio en las relaciones sociales.

“Trío macabro”
Frente al tema, Marcos Peckel, profesor de las universidades Externado de Colombia y El Rosario, observa un incremento significativo en la estigmatización a los judíos y al Estado de Israel.
Incluso, define la situación como “una confluencia de tres grupos radicales, con motivaciones distintas”, que si no fuera por este tema en común, es decir el antisemitismo, no tendrían nada que los una.
Como primera medida, cita la extrema derecha en Europa con presencia importante en Estados Unidos, por temas raciales; la izquierda extrema, como el partido Podemos de España, y en tercer lugar, el Islam radical que odia a Occidente, y que está enfocado también en Israel y los judíos.
El antisemitismo “hace que estén juntos, en un trío macabro” considera Peckel, quien dice que las palabras se están traduciendo en hechos, y esos hechos en violencia contra comunidades judías, como ocurre actualmente en Francia.
Bogdan Piotrowski, decano de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana, tiene una mirada particular frente al tema.
Describe que en todo fenómeno cultural hay una evolución según las circunstancias, aclarando que los últimos brotes antireligiosos en el mundo se han manifestado no solo en contra de judíos, sino también de musulmanes, cristianos y católicos.
De otro lado, el doctor en Ciencias Humanas de la Universidad de Varsovia aclara que no es conveniente confundir el nacionalismo con patriotismo, términos que han acuñado las facciones radicales en sus discursos sobre la raza y la identidad nacional.
El primero, debe ser entendido como ese “brote indeseable que asume que su propia nación vale más que otra, mientras que patriotismo debe tomarse como el amor a la patria, pero que no afecta el respeto a otras naciones”, explica el experto polaco.
Sumado a ello, Piotrowski asegura que hablar de ultraderecha o extrema izquierda, son temas que también caben para analizar el fenómeno del antisemitismo, donde también gravita el complejo tema del conflicto irresoluble entre Israel y Palestina.